Una vez más aquí estoy para narrar un
nuevo viaje. Esta vez y por un periodo breve nos hemos dirigido a las
tierras del Quijote, concretamente a un destino que hacía tiempo que
tenía en mente, Cuenca.
Salí prontito por la mañana del
lunes y pasé a recoger a Itziar por Alcalá de Henares donde se
encontraba tras pasar el fin de semana con sus primas. Estuvimos
desayunando tranquilamente y a media mañana emprendimos nuestro trayecto
hacía Cuenca. El viaje no fue muy largo desde Alcalá y llegamos entorno
a las 13.30. Nos alojamos en el Hotel Torremangana, un hotel 4estrellas
ubicado cerca del centro de la ciudad, aunque algo antiguo. Tras dejar
las cosas en el hotel nos fuimos hasta el centro histórico donde
empezamos nuestro recorrido en el Puente de San Pablo (el puente de
hierro que te adentra en el casco histórico), desde aquí se pueden tomar
buenas fotos de las famosas casas colgantes de la localidad. Tras
cruzar el puente dimos una vuelta por las calles de la ciudad hasta
llegar a la zona de Catedral donde paramos a comer en un restaurante un
menú del día. Al acabar pusimos rumbo a la zona del castillo, lugar
donde se pueden sacar unas buenas panorámicas de la ciudad. Como Cuenca
no es muy grande y nos daba tiempo cogimos el coche hasta la ciudad
encantada. Se encuentra a unos 30km de Cuenca y la carretera es de
montaña y algo estrecha, pero se llega bien. Llegamos sobre las 18.00
(apurando ya que la taquilla la cerraban a las 18.30). Dentro del
recinto puedes estar hasta las 20.00 haciendo un recorrido por las
diferentes rocas de entorno a 3km. Es chulo la verdad ver las diferentes
formas en las rocas y que cada uno saque sus conclusiones de a que se
parecen. El paseo es llevadero y no hay que subir amplias cuestas (se
puede hacer con niños sin problemas). Es sorprendente ver cómo han
cogido diferentes y curiosas formas las rocas. Salimos del parque sobre
las 20.00 y de allí nos fuimos a cenar, como hacía fresco cenamos en un
centro comercial y de allí al hotel a descansar.
El martes nos levantamos
tranquilamente a las 10.00 y tras desayunar y hacer el check out,
pusimos rumbo a la ciudad de Guadalajara. Desde Cuenca se tarda poco más
de 1hora y 20 minutos en llegar. Aparcamos en el centro de la ciudad y
de allí dando un paseo se accede sin problemas a los edificios más
característicos como el Palacio del infantado o la concatedral. La
verdad es que no hay mucho que ver, pero para un paseo te da. Tratamos
de comer en un restaurante local, pero decía que estaba lleno (por
reservas, aunque pinta de estar medio vacío y con lo que tardó la gente
nos habría dado tiempo a comer). Con lo que acabamos comiendo nuevamente
en un centro comercial y de allí y tras un viajes de unas cuantas
horitas (con parada para descansar), llegamos a Bilbao entorno a las
20.30.
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