Seguimos con un verano con bastante
movimiento, en el que esta vez nuestro viaje nos ha llevado hasta
tierras portuguesas para recalar en Lisboa. Llegamos allí el martes pero
tras 8 de viaje lo único que hicimos fue cenar e ir a la cama a
descansar.
Ya el miércoles nos levantamos
sobre las 8.00 y nos dirigimos desde nuestro hotel hasta el centro de la
ciudad andando. El hotel el Turim Europa, se encontraba cerca de la
plaza de Marques Pombal y de allí al centro andando eran unos 10
minutos. Al llegar allí desayunamos en una cafetería unos pasteles de
nata (por cierto estaban bastante ricos). Teníamos planificada una ruta
para recorrer el centro de la ciudad y nuestra primera parada era el
castillo de San Jorge. Para llegar hasta allí había dos opciones: o te
pegas la panzada andando cuesta arriba por las estrechas calles o la que
nosotros optamos coges el famoso tranvía de Lisboa y subes hasta allí.
Esta fue la opción que tomamos (cogimos la conocida ruta 28 que te lleva
por todo el centro), como recomendación antes de montarse en el
tranvía, pasar por una parada de metro y coger el billete para viajar
todo el día sale 6,25€ y puedes viajar en cualquier tranvía y metro y es
que el viaje en tranvía ya te vale 2€ y pico. La experiencia es chula
recorrer calles estrechas en tranvía y cuando llegamos arriba las vistas
son bonitas de la ciudad. Había mucha cola para entrar al castillo (8€
la entrada) así que no entramos y nos dedicamos a recorrer andando esta
parte de la ciudad. Bajando desde el castillo fuimos a parar a la
catedral, donde se puede tomar la típica foto de la misma con los
tranvías y de allí bajamos hasta la plaza de Plaza del comercio, donde
atraviesas su famoso arco y te encuentras de frente con el río Tajo.
Tras sacar unas fotos allí nos fuimos andando por las calles de la
capital Lusa, pasando por la plaza del Rossio y los barrios de Alfama,
Baixa y Barrio Alto. Recorriendo las calles nos dio la hora de comer y
encontramos un restaurante O Fatica donde comimos muy bien (buenas
raciones y a buen precio). De allí nos cogimos el tranvía para ir hasta
la zona centro a la siguiente parada planificada, concretamente fuimos
hasta el Elevador de Santa Justa, un elevador de metal hecho por un
discípulo de Eiffel que data de 1902. La organización es un desastre,
tardamos más de 1 hora en subir y todo iba muy lento. El mirador de
arriba tenía buenas vistas pero no mejores que las que se veían desde el
castillo de San Jorge. Mi recomendación es sacarse la foto al pie del
elevador y entrar por la parte de arriba sin subir en el ascensor ni
esperar cola. Si se quiere ir al mirador pagar allí y subir, no merece
la pena esperar la cola para subir en un ascensor que no tarda nada.
Además las colas casi son provocadas porque vamos cada viaje el
conductor se bajaba y se lo tomaba con calma y encima subía medio vacío
(con el billete de día entero el ascensor es gratis sólo pagas por el
mirador). Total que subimos y sacamos las pertinentes fotos y salimos
por la parte de arriba para seguir recorriendo el centro. Sobre las
18.30 paramos en un quiosco del centro conocido por su bola de
chocolate, vamos un trozo de tarta de chocolate muy rico (a mellor bola
de chocolate). De allí cogimos el metro para ir hasta el hotel y dejar
las cosas (parada de Parque la más cercana a nuestro hotel). Itziar
quería comprar un charm de Pandora así que fuimos al corte Inglés y de
allí a un centro comercial donde acabamos cenando. No hubo manera de
encontrar el abalorio así que nos retiramos a descansar.
El jueves fue un nuevo día de
movimiento. Nos levantamos pronto por la mañana y nos cogimos el metro
hasta la plaza del comercio, donde cogimos el tranvía (línea 15) para
dirigirnos hasta el barrio de Belem. Nada más llegar fuimos a desayunar
en la conocida pastelería de pasteis de Belem, donde pudimos probar los
famosos pasteles (recomendable ir pronto por la mañana, tanto si
solamente se va a tomar a algo como si se pretende comprar algo, a
medida que va pasando el día las colas van creciendo y se puede hacer
muy pesado esperar mucho tiempo a pleno sol). Después de desayunar, nos
fuimos hasta el monasterio de los Jerónimos, donde nos sacamos alguna
que otra foto (no entramos pero si interesa la entrada son 10€ por
persona). Desde el monasterio andando nos fuimos hasta la orilla del río
donde se encuentra la Torre de Belem, una edificación muy chula y con
buenas vistas de la salida del río. En esta torre sí que esperamos cola
para entrar (6€ de entrada, recomendable llegar pronto si no la cola es
muy larga y si se puede llevar comprada la entrada de antemano ya que
hay dos colas y se reduce bastante el tiempo de espera). En la torre
puedes ver su interior y sacar bonitas fotos, cuenta con una escalera
de caracol para subir que al ser muy estrecha tiene un sistema de
semáforo para indicarte cuando bajar y cuando subir (lo mejor es subir
arriba del tirón y luego ir parando en la bajada en las diferentes
plantas). Estuvimos buena parte de la mañana, entre la cola y la visita
en la torre, de allí nos dirigimos al monumento de los descubridores (se
puede acceder a él pero no sé el precio ya que ni lo intentamos). Desde
aquí se pueden sacar bonitas fotos de la Torre de Belem y del famoso
puente del 25 de abril. Tras el paseo, volvimos a la zona del monasterio
donde comimos en uno de los bares de por allí y sobre las 15.00 nos
dirigimos nuevamente al centro. Pasamos la tarde viendo tiendas de
souvenirs y de productos locales. De allí nos fuimos al hotel a dejar
las cosas y por la noche cenamos el Hard Rock (ciudad a la que vamos si
tiene Hard Rock siempre acabamos cenando allí un día, sé que lo típico
de Lisboa es cenar escuchando un fado, pero los puedes escuchar todo el
día por la calle y la verdad es que ese tipo de música no me
entusiasma).
El viernes nos levantamos a las
7.30 e hicimos el check-out pronto en el hotel para dirigirnos a la
cercana localidad de Sintra, donde visitamos el Palacio da Pena. El
lugar se encuentra en pleno monte y a primera hora suele haber bastante
niebla (como nos lo encontramos nosotros). Llegamos sobre las 9.15 un
poco antes de que abrieran (abren a las 9.30) y fue todo un acierto. Es
recomendable como nosotros hicimos llevar la entrada comprada de
antemano (14€ vale) y llegar a primera hora (no hay colas y puedes
aparcar prácticamente en la puerta sin tener que andar nada). Nosotros
no esperamos ninguna cola, subimos al palacio cuando estaba justo
abriéndolo, pudimos sacarnos fotos sin gente de fondo ya que estábamos
solos y pudimos visitar el interior del mismo sin nadie que molestará.
El palacio por dentro es bonito y la visita nos gustó mucho. Además del
castillo fuimos al mirador de Cruz en el monte de donde se divisa todo
el parque (palacio y lagos incluido). Como no teníamos mucho tiempo
nuestra visita acabó aquí pero se pueden visitar el parque entero con
los lagos y los distintos edificios si se tiene tiempo. De allí nos
dirigimos a Galicia donde fuimos a pasar unos días con la familia.
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