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martes, 14 de agosto de 2018

Escapada a Lisboa

Seguimos con un verano con bastante movimiento, en el que esta vez nuestro viaje nos ha llevado hasta tierras portuguesas para recalar en Lisboa. Llegamos allí el martes pero tras 8 de viaje lo único que hicimos fue cenar e ir a la cama a descansar. 

Ya el miércoles nos levantamos sobre las 8.00 y nos dirigimos desde nuestro hotel hasta el centro de la ciudad andando. El hotel el Turim Europa, se encontraba cerca de la plaza de Marques Pombal y de allí al centro andando eran unos 10 minutos. Al llegar allí desayunamos en una cafetería unos pasteles de nata (por cierto estaban bastante ricos). Teníamos planificada una ruta para recorrer el centro de la ciudad y nuestra primera parada era el castillo de San Jorge. Para llegar hasta allí había dos opciones: o te pegas la panzada andando cuesta arriba por las estrechas calles o la que nosotros optamos coges el famoso tranvía de Lisboa y subes hasta allí. Esta fue la opción que tomamos (cogimos la conocida ruta 28 que te lleva por todo el centro), como recomendación antes de montarse en el tranvía, pasar por una parada de metro y coger el billete para viajar todo el día sale 6,25€ y puedes viajar en cualquier tranvía y metro y es que el viaje en tranvía ya te vale 2€ y pico. La experiencia es chula recorrer calles estrechas en tranvía y cuando llegamos arriba las vistas son bonitas de la ciudad. Había mucha cola para entrar al castillo (8€ la entrada) así que no entramos y nos dedicamos a recorrer andando esta parte de la ciudad. Bajando desde el castillo fuimos a parar a la catedral, donde se puede tomar la típica foto de la misma con los tranvías y de allí bajamos hasta la plaza de Plaza del comercio, donde atraviesas su famoso arco y te encuentras de frente con el río Tajo. Tras sacar unas fotos allí nos fuimos andando por las calles de la capital Lusa, pasando por la plaza del Rossio y los barrios de Alfama, Baixa y Barrio Alto. Recorriendo las calles nos dio la hora de comer y encontramos un restaurante O Fatica donde comimos muy bien (buenas raciones y a buen precio). De allí nos cogimos el tranvía para ir hasta la zona centro a la siguiente parada planificada, concretamente fuimos hasta el Elevador de Santa Justa, un elevador de metal hecho por un discípulo de Eiffel que data de 1902. La organización es un desastre, tardamos más de 1 hora en subir y todo iba muy lento. El mirador de arriba tenía buenas vistas pero no mejores que las que se veían desde el castillo de San Jorge. Mi recomendación es sacarse la foto al pie del elevador y entrar por la parte de arriba sin subir en el ascensor ni esperar cola. Si se quiere ir al mirador pagar allí y subir, no merece la pena esperar la cola para subir en un ascensor que no tarda nada. Además las colas casi son provocadas porque vamos cada viaje el conductor se bajaba y se lo tomaba con calma y encima subía medio vacío (con el billete de día entero el ascensor es gratis sólo pagas por el mirador). Total que subimos y sacamos las pertinentes fotos y salimos por la parte de arriba para seguir recorriendo el centro. Sobre las 18.30 paramos en un quiosco del centro conocido por su bola de chocolate, vamos un trozo de tarta de chocolate muy rico (a mellor bola de chocolate). De allí cogimos el metro para ir hasta el hotel y dejar las cosas (parada de Parque la más cercana a nuestro hotel). Itziar quería comprar un charm de Pandora así que fuimos al corte Inglés y de allí a un centro comercial donde acabamos cenando. No hubo manera de encontrar el abalorio así que nos retiramos a descansar.
 



El jueves fue un nuevo día de movimiento. Nos levantamos pronto por la mañana y nos cogimos el metro hasta la plaza del comercio, donde cogimos el tranvía (línea 15) para dirigirnos hasta el barrio de Belem. Nada más llegar fuimos a desayunar en la conocida pastelería de pasteis de Belem, donde pudimos probar los famosos pasteles (recomendable ir pronto por la mañana, tanto si solamente se va a tomar a algo como si se pretende comprar algo, a medida que va pasando el día las colas van creciendo y se puede hacer muy pesado esperar mucho tiempo a pleno sol). Después de desayunar, nos fuimos hasta el monasterio de los Jerónimos, donde nos sacamos alguna que otra foto (no entramos pero si interesa la entrada son 10€ por persona). Desde el monasterio andando nos fuimos hasta la orilla del río donde se encuentra la Torre de Belem, una edificación muy chula y con buenas vistas de la salida del río. En esta torre sí que esperamos cola para entrar (6€ de entrada, recomendable llegar pronto si no la cola es muy larga y si se puede llevar comprada la entrada de antemano ya que hay dos colas y se reduce bastante el tiempo de espera). En la torre puedes ver su interior y  sacar bonitas fotos, cuenta con una escalera de caracol para subir que al ser muy estrecha tiene un sistema de semáforo para indicarte cuando bajar y cuando subir (lo mejor es subir arriba del tirón y luego ir parando en la bajada en las diferentes plantas). Estuvimos buena parte de la mañana, entre la cola y la visita en la torre, de allí nos dirigimos al monumento de los descubridores (se puede acceder a él pero no sé el precio ya que ni lo intentamos). Desde aquí se pueden sacar bonitas fotos de la Torre de Belem y del famoso puente del 25 de abril. Tras el paseo, volvimos a la zona del monasterio donde comimos en uno de los bares de por allí y sobre las 15.00 nos dirigimos nuevamente al centro. Pasamos la tarde viendo tiendas de souvenirs y de productos locales. De allí nos fuimos al hotel a dejar las cosas y por la noche cenamos el Hard Rock (ciudad a la que vamos si tiene Hard Rock siempre acabamos cenando allí un día, sé que lo típico de Lisboa es cenar escuchando un fado, pero los puedes escuchar todo el día por la calle y la verdad es que ese tipo de música no me entusiasma).
 



El viernes nos levantamos a las 7.30 e hicimos el check-out pronto en el hotel para dirigirnos a la cercana localidad de Sintra, donde visitamos el Palacio da Pena. El lugar se encuentra en pleno monte y a primera hora suele haber bastante niebla (como nos lo encontramos nosotros). Llegamos sobre las 9.15 un poco antes de que abrieran (abren a las 9.30) y fue todo un acierto. Es recomendable como nosotros hicimos llevar la entrada comprada de antemano (14€ vale) y llegar a primera hora (no hay colas y puedes aparcar prácticamente en la puerta sin tener que andar nada). Nosotros no esperamos ninguna cola, subimos al palacio cuando estaba justo abriéndolo, pudimos sacarnos fotos sin gente de fondo ya que estábamos solos y pudimos visitar el interior del mismo sin nadie que molestará. El palacio por dentro es bonito y la visita nos gustó mucho. Además del castillo fuimos al mirador de Cruz en el monte de donde se divisa todo el parque (palacio y lagos incluido). Como no teníamos mucho tiempo nuestra visita acabó aquí pero se pueden visitar el parque entero con los lagos y los distintos edificios si se tiene tiempo. De allí nos dirigimos a Galicia donde fuimos a pasar unos días con la familia.
 


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